La Federación de Líneas de Autos Colectivos nació el 23 de agosto de 1933. Fue constituida para asumir la defensa de un medio de transporte -por entonces incipiente- creado por los taximetreros el 24 de septiembre de 1928, como respuesta a una aguda situación que se planteó, a raíz de la crisis mundial que golpeó duramente a nuestro país.
Posteriormente la Federación de Líneas cambió de nombre. Primero pasó a ser Asociación De Componentes De Las Líneas De Autos Colectivos; luego Asociación De Componentes De Líneas De Colectivos De La Capital Federal, fusionada con absorción de la Asociación De Sociedades Autónomas Del Automotor, el 2 de Noviembre de 1959. Finalmente, a partir del 14 de Noviembre de 1969, pasó a llamarse Cámara Empresaria De Autotransporte De Pasajeros (C.E.A.P.)
Es decir, que luego de cinco años de iniciada la circulación de las llamadas líneas de «autos colectivos» nació la institución que se encargó de armonizar y defender los intereses de los colectiveros que imprimieron al Buenos Aires de entonces, una particular característica en materia de transportes.
Poco tiempo después la entidad cobra una gran relevancia, pues se ve precisada a intervenir en forma protagónica, a fin de evitar que se concretaran en la práctica y en orden al transporte, los alcances del pacto Roca-Runciman. El país se vio conmocionado por la intensidad de la acción desplegada por la entidad y algunas crónicas del Palacio Legislativo, con la agudeza propia de aquel entonces, así lo reflejaron.
La voz y representación de la nueva entidad se llamó EL AUTOCOLECTIVO, mensuario, cuyo primer número salió en noviembre de 1933, convirtiéndose en el órgano de difusión decano del sector, que perdura hasta nuestros días. (Vea aquí la Edición N° 1)
Todas las expresiones políticas de la República tomaron posición frente al problema. Los partidos populares lo hicieron en favor de los colectiveros representados por la aguerrida institución. En favor de los intereses foráneos se pronunciaron aquellos sectores políticos que, luego votaron afirmativamente la Ley 12.311.
Obviamente los sectores intermedios de la prensa y la opinión pública en general, fueran sacudidas por este episodio que define con precisión una etapa de la vida argentina.
Superada la amarga experiencia de la Corporación de los Transportes de la Ciudad de Buenos Aires, con toda su carga de sentido antinacional y antipopular, a partir de julio de 1955 su sucesora Transportes de Buenos Aires fue desprendiéndose, en sucesivas etapas, de toda la red de autotransporte bajo su conducción operativa.
A las 7 líneas que se habían salvado de la Corporación, se le fueron sumando a consecuencia de la acción de diversas y sucesivas administraciones, un importante caudal de empresas que se incorporaron paulatinamente a la gestión privada.
Nuestra institución intervino en forma intensa en todas y cada una de esas etapas. También lo hizo en lo atinente a perfeccionar la estructura jurídica y administrativa de las empresas, que por la década del 50 estaban organizadas en su gran mayoría como sociedades de hecho.
Condujo las espinosas tratativas que consagraron la absoluta normalización de las relaciones entre las empresas y su personal en todo lo concerniente a los aspectos legales y convencionales.
Debe recordarse lo difícil que resultó modificar el régimen de pagos equivalente al 30% de las recaudaciones, como método de remuneración diaria, que había prevalecido durante muchos años.
Cofundadora de instituciones, que como el caso de la Asociación Mutual del Transporte Automotor, constituye todo un ejemplo de lo que se puede hacer a partir de la puesta en práctica de los valores de la solidaridad. Cabe consignar que A.M.T.A. ha construido y administra el moderno «Sanatorio AMTA».
Con igual pujanza y exitosa gestión, desde C.E.A.P. han resurgido instituciones como A.S.E. Acción Social Empresaria, Obra Social Empresaria de reconocido prestigio y alta calidad de prestaciones; igualmente han surgido cooperativas de provisión e instituciones financieras las cuales, en un país con cambiantes reglas de juego económicas, no han podido continuar en el tiempo.
En cuanto al transporte propiamente dicho, en los últimos veinticinco años la Cámara ha ido aportando a la comunidad y al sector empresario los resultados de la tareas de investigación y estudio que han venido realizando sus diversos organismos específicos. Tal es el caso de la Comisión de Planificación; de los departamentos de Asuntos Económicos, Legales, Laborales, y de todas y cada una de las comisiones especiales que estudiaron los aspectos más diversos vinculados al complejo mecanismo que se requiere para asegurar que las empresas funcionen con regularidad y eficacia tanto en la parte técnica cuanto en la operativa y la administrativa.
Es así que en su esfera de acción se ha formado una capa de dirigentes de empresas que le están dando a la actividad una fisonomía de avanzada. Puede observarse en el seno de las respectivas empresas los avances realizados en cuanto a centralización de compras y modernos métodos de gestión, así como la utilización de sistemas de computación para las tareas de control y de administración. También se comprueban excelentes adelantos en todo el proceso de reparación de vehículos.
Claro está que además del interés puesto en la consideración de los problemas específicos, la Cámara Empresaria ha tratado con particular atención los grandes temas nacionales. Es así que permanentemente ha estado junto a quienes reclamaron en el país por la aplicación de políticas que aseguraran la vigorización del mercado interno, una adecuada política de ingresos, la concreción de un desarrollo económico y social armónico y sostenido, así como el mantenimiento en el país del nivel de decisiones acordes con el constante progreso en todas sus áreas. Estas y otras premisas referidas a la economía han sido acompañadas por la defensa irrestricta del respeto por el pluralismo político y por las más puras prácticas democráticas, como método civilizado de vida.
Notables mejoras de tecnología, confort y seguridad, como las suspensiones neumáticas, las máquinas expendedoras de boletos, las unidades de fácil acceso para personas con movilidad reducida, la caja de cambios automática y los chasis de capacidad intermedia, elevaron el nivel de prestación consolidando el sistema actual, pese a los vaivenes económicos.
Es un desafío para el presente y para el futuro, bregar por la consolidación de este sector pujante de la economía nacional, haciendo honor a la constancia, tesón y esfuerzo que pusieron allá por el año 1928 aquellos pioneros que dieron vida al medio de transporte por excelencia de la sociedad argentina.